“Diatomeas” es el nombre común habitualmente utilizado para designar a las microalgas de la división Bacillariophyta perteneciente al Reino Chromista. Son algas microscópicas, unicelulares y eucariotas, compuestas en un 60% de sílice (SiO2) ya que la célula se encuentra protegida por un caparazón silicio llamado frústulo que le confiere gran dureza y resistencia, y cuya ornamentación permite la identificación taxonómica de las diferentes especies. Tienen dos modos de vida principales: muchas especies son planctónicas, viven flotando en la columna de agua, mientras que otras son bentónicas, con un ciclo de vida asociado a algún tipo de sustrato (pétreo, vegetal, etc).
Las diatomeas poseen una amplia distribución en los ecosistemas acuáticos tanto marinos como continentales. Es un grupo enormemente diverso: existen más de 100.000 taxones y cada año se describen alrededor de 400 nuevas especies, cada una de ellas con unos requerimientos ecológicos específicos que permiten su desarrollo bajo determinadas condiciones ambientales. Presentan elevada sensibilidad frente a la alteración de los parámetros fisicoquímicos del medio, por lo que integran y reflejan las condiciones de los ambientes acuáticos en los que viven.
Desde la invención del microscopio, las diatomeas han sido objeto de estudio y admiración por parte de destacados científicos a lo largo de la historia. En la actualidad, la diatomología es una ciencia floreciente en la que convergen multitud de disciplinas como la ecología, la fisiología, la genética o la biología evolutiva.